lunes, 9 de febrero de 2009

Josh (parte 3)



...Y disculpas por no actualizar más a menudo.

Lo primero que hizo Josh al poder ver con claridad fue gritar a viva voz, con ojos abiertos de espanto. Mantuvo un breve silencio después, aunque empezó a gritar nuevamente.
-Silencio, por favor. Gritas muy fuerte. Vas a despertar a todos.
Josh se quedó entonces callado, paralizado por el terror que el ser frente a sus ojos le producía.
Por fin, armándose de valor, se atrevió a preguntar, con voz débil y temerosa:
-… ¿Despertar? ¿A quiénes?

-Por favor…Baja la voz…Vas a despertarlos…
El ser alzó las manos pidiendo silencio, mientras movía sus ojos nerviosamente a los costados, como un camaleón.
Josh hubiera deseado que no lo hubiese hecho, era un ser tan extraño y grotesco que verlo moverse causaba aún más nervios en el joven.
-Pe…Perdón…
-No, ya no importa, siguen dormidos.


El ser parecía más clamado. Aún así, todavía era…
Digamos que “Extraño” sería una palabra demasiado considerada.
Más bien, era indescriptible en comparación con cualquier criatura de este mundo, sin tener el menor parecido con cualquier cosa que Josh hubiese visto.
Lo más cercano que se podría decir con respecto a su físico es que era algo parecido a una mezcla de camaleón con una manta raya. Aún así, sus cuatro ojos eran grandes y expresivos, como los de un mono.
-¿Estás bien, niño? Te ves pálido…
-Es…estoy… Estoy bien, lo juro.
-¿Estás seguro?
Y el ser extendió uno de sus tentáculos (O al menos lo que parecía ser un tentáculo) intentando tocar la frente de Josh.
Josh retrocedió, asqueado, aunque el ser no pareció muy ofendido.
-Bien, parece que ya estás mejor-Dijo alegremente aquella criatura.
-¿D..Dónde estoy? ¿Quién eres tú?
-¿Dónde estamos? Pues, en el nido.
-¿En el nido? ¿De quién es?-Fue lo único que atinó a preguntar Josh en medio de su confusión.

Lo primero que pensó fue en sus libros de historietas, en las que se narraba como un hombre era testigo de una terrorífica invasión alienígena, que era descubierta por un científico, y que este a duras penas lograba salvar a la tierra, tan sólo para terminar en un manicomio.
Luego recordó aquella película de los años cincuenta que vio junto a sus padres, en la que llegaban a la tierra unos seres extraños que se apoderaban de los cuerpos de las personas y los volvían sus esclavos, esparciéndose como un virus en toda la población, hasta finalmente, dominar todo el mundo.
“Una invasión extraterrestre. Eso tiene que ser, no se me ocurre otra cosa…”
-¿Invasión? ¡No, no es nada de eso, Josh…!
A Josh le asustó el hecho de que aquel ser pudiese darse cuenta de lo que estaba pensando, aunque a la criatura parecía estar completamente tranquila, incluso divertida, a pesar de haber oído (¿O acaso las habría visto como imágenes en su mente?) Por fin, el ser clavó sus cuatro enormes ojos en él y preguntó:
-¿Te llamas Josh, verdad?
-Sí, sí…Usted es…
-No tengo nombre-respondió a secas. Al menos no necesito nombre por ahora…
-Ah…
Josh estaba desesperado.
¿En qué clase de lugar se encontraba? Él recordó claramente haber sido tragado por un extraño pez en medio del río embravecido, y había despertado en un lugar completamente extraño y grotesco, en donde había encontrado a una criatura que no conseguía sino confundirle más.
¿Qué se suponía que debía hacer? Lo único que quería era irse cuanto antes de ese sitio, pero aquella tarea se le hacía bastante difícil, no viendo más que lo que parecía ser un pequeño islote violeta rodeado sólo por la oscuridad.
Constantemente se oían ruidos alrededor, similares a los ronroneos de un gato. Sin embargo, pronto estos ronroneos se tornaron en gruñidos, cada vez más fuertes, como los de un gato montés furioso.
-¿Qué…Qué es?
-¿Por qué hablas así, Josh? ¿Eres tartamudo?
-No…No…
-Parece que lo fueras: Siempre dices cosas como “No…No…” ó “ Sí, sí” (La extraña criatura hizo unos ruidos con su boca semejantes a una risa (o al menos eso supuso Josh) De verdad, nunca he conocido a nadie que tenga que decir las cosas dos veces en cada frase…
Sin embargo, en ese momento hubo un fuerte temblor.
-¿Qué está pasando? –dijo Josh, esta vez sin tartamudear, aunque le temblaban las piernas y las manos.
-No lo sé bien. Creo que se han despertado.
-¿Quiénes se han despertado? ¿Qué está pasando? ¿Qué va pasar?
En ese instante, la escasa luz que alumbraba el pequeño islote en donde estaba Josh se apagó. Josh no era capaz de ver nada en medio de la oscuridad.
-¡Oye! ¿Dónde estás….?- Alcanzó a preguntar, antes de que un violento movimiento del islote lo hiciese caerse de cabeza y perder el conocimiento.
***
Lo despertó el ruido de una gaviota.
Josh estaba dormido bajo un árbol en un parque cercano al puente.
-¿Un sueño?
Sin embargo, aún le temblaban las piernas.
-De seguro fue un sueño. ¿Qué hora será?
Parecía cerca del mediodía. Seguro su madre estaría furiosa (o preocupada) por su ausencia durante tantas horas.
-Tendré que inventarles algo.
Y Josh se levantó de un salto. Le dolían terriblemente las piernas.
Si Josh no se hubiese dejado caer por el dolor, tal vez podría haberse ido a su casa y haberse olvidado del asunto, dejándolo en un plano meramente anecdótico.
Sin embargo, al caerse, sus manos tocaron algo muy extraño.
Se trataba de un objeto parecido a una pelota, cubierto con extraños signos.
Josh lo revisó cuidadosamente. Se veía bastante blando y frágil, y no pesaba más que un huevo de cocina.
-¿Qué es esto?
Al alzarlo, Josh sintió que aquella cosa se movía, como tratando de liberarse. Del susto, lo dejó caer, y Josh temió haberlo roto, pero no había sufrido daño alguno.
-Bueno, parece que está bien.
Y se lo guardó en los bolsillos.
Josh miró al río antes de irse. Sus aguas se veían mucho más calmadas.
Unos breves instantes, un pez de color naranja saltó de las aguas y se volvió a sumergir, para su completa sorpresa.
-No puede ser-se dijo.
Aún así, decidió no darle importancia al asunto, y siguió caminando hasta su casa.
Sin embargo, el camino lucía muy distinto al que recordaba.
-“Qué raro. No recuerdo que esta arboleda estuviese aquí”, pensó pasando al lado de dos enormes árboles.
Abriéndose paso entre plantas de formas y colores extraños, Josh llegó al lugar donde se suponía que debería estar su vecindario. Sin embargo, encontró en su lugar una serie de viviendas en ruinas, cubiertas de vegetación, mientras que en una piscina llena de nenúfares nadaba a sus anchas un enorme hipopótamo, quien bostezó al verle.
Y así es como (de verdad)comienza la historia de Josh.